viernes, 24 de febrero de 2017

Episodio 3: Duelo bajo una luna de sangre

El grupo se reunió la noche siguiente y descubrieron que Victor no había vuelto. En las noticias se decía que el CDC (Centers of Disease Control) había clausurado el muelle por una infección. Una maniobra común para contener acciones que pongan en peligro la Mascarada.

Fueron al Elíseo, donde el Príncipe informó que hubo un ataque del Sabbat y que el Sheriff estaba "limpiando" el lugar. El grupo miró a la Primogen Toreador, que sonreía con malicia. "Yo sé que ustedes saben" creyeron leer en su mirada.

Sin ayuda del principado, el grupo decidió hacer frente al "evento" por su cuenta. Se acercaron al muelle y empezaron a explorar. Pronto fueron atacados por espíritus poseyendo los cadáveres de los comandos del Sheriff. Escaparon el una lancha hacia un barco donde se ocultaba el Caballero Negro.

En el barco encontraron a Víctor, devorado por un vástago poderoso. Tenía en su bolsillo el collar del museo, que habría pertenecido a la esposa del Caballero. Haras lo tomó.

Más adelante, sentado en un trono de cajas y baúles, y escoltado por sirvientes humanos, el grupo encontró al Caballero Negro. Sin muchas vueltas el Antiguo les ofreció que se sometan. Por supuesto se negaron.

La batalla fue brutal. Freya se enfrentó a todos los comandos y demostró su velocidad endiablada. Reinhart levantó su hacha y la hizo rebotar contra la armadura del Caballero, y como respuesta sintió en la carne el Fuego del Infierno.

Haras se hizo invisible y trató de flanquear al Caballero. Notó que en el trono de cajas había municiones y explosivos de los comandos. Sacó el collar del bolsillo, se descubrió, y le gritó al Antiguo:

- ¡Caballero!, ¡Ella te perdona! -

Una luz mística invadió todo el barco, y la armadura satánica se deshizo como arena. Reinhart aprovechó para hundir el hacha en el pecho del Antiguo y Freya descargó su escopeta contra los explosivos.

Despertaron bajo el agua, heridos y hambrientos. Se arrastraron como pudieron hasta la playa y se recuperaron.

A la noche siguiente decidieron no acusar a nadie por lo que pasó en el muelle. El Príncipe estaba complicado por sus negocios con la Primogen, y el grupo tenía algunas pruebas, pero decidieron dejarlo pasar por ahora hasta no estar seguros que poseían el apoyo de los otros Primogen.

Al final de la noche participaron del Elíseo donde todo volvió a taparse. Salieron indemnes de las entrevistas de los alguaciles y volvieron a sus refugios. Pero antes de salir se cruzaron con un vampiro que no habían visto nunca todavía. El Primogen Nosferatu los saludó con una inclinación de cabeza y les dijo: "Buen trabajo, ya hablaremos..."